lunes, enero 11, 2016

Tipos de relaciones

Todavía recuerdo mi primera relación, fue hace más de 10 años, él tenía bastante experiencia y yo era un chaval inexperto. La primera vez siempre es especial y por lo general, nunca resulta como esperas. En mi caso la primera experiencia no estuvo mal, pero tampoco voy a negar que la relación duró menos de lo que esperado y la recompensa no alcanzó las expectativas con las que había fantaseado durante semanas. En cualquier caso, esta primera experiencia me abrió la puerta a más relaciones y desde entonces las he tenido por decenas.

Me gustan grandes, medianos y pequeños, me gustan los que quieren ir deprisa y los que prefieren ir despacio, me gustan de cualquier país, me gustan cuando tienen experiencia y me gustan cuando no la tienen, me gustan los que saben lo que quieren y también los que se dejan llevar, y la verdad es que cuanto más mayor me hago, más se amplía el espectro hacia la promiscuidad. Hoy quiero confesar algo: ¡Me gustan los clientes!

Como os podéis imaginar, durante los más de 10 años que llevo realizando videojuegos publicitarios y educativos para marcas y agencias he tenido relaciones de todo tipo, algunas muy satisfactorias y otras no tanto, pero en general creo que he aprendido mucho de todas ellas, y por eso me he decidido a compartir con vosotros una pequeña clasificación de los tipos de relaciones con las que me he encontrado:

Polvos de una noche: Es un tipo de relación bastante común, conoces a un cliente, os hacéis ojitos, tienes una relación y después si te he visto no me acuerdo. En mi caso, he mantenido unas cuantas relaciones de este tipo con diferentes resultados, en algunas ocasiones una de las partes no ha quedado completamente satisfecha, en otros casos ambas partes han quedado satisfechas pero no era el momento de ir más allá y en las mejores ocasiones ha saltado la chispa y el polvo de una noche ha evolucionado a relación de follamigos e incluso a relaciones estables.

Amores de verano: La época estival tiene algo especial que favorece el inicio de las relaciones, sobre todo con agencias que tienen a sus parejas estables de vacaciones y buscan conocer gente nueva que les llene el vacío y les de el amor que necesitan durante el verano. Por lo general cuando termina el verano ellos vuelven con sus parejas, pero si dejas el pabellón bien alto quizá vuelvan a llamarte el próximo verano o incluso tengas algún escarceo esporádico en navidad o semana santa.

Relaciones por conveniencia: Aunque no me gustan este tipo de relaciones, sería de hipócritas negar que en el mundo empresarial existen relaciones por interés que son necesarias para lograr objetivos en ciertos momentos.

En algunos casos estas relaciones tienen lugar únicamente por dinero, yo mismo he tenido unas cuantas, me he sentido sucio y he acabado haciendo cosas que prefiero no contar. La pregunta que suelo hacerme en estos casos es si el cheque será lo suficientemente grande como para hacerme olvidar el hecho de haber sido utilizado como un objeto (Y ya os digo que en la mayoría de ocasiones la respuesta es no).

Las relaciones por conveniencia no siempre son por dinero, en muchas ocasiones este tipo de relaciones tiene lugar únicamente por imagen. Si algo he aprendido de las pelis de institutos (además de a cocinar estupendas tartas de manzana), es que cuando eres un Don Nadie, la mejor forma de aumentar tu popularidad y conocer a más gente es mantener un rollete con la jefa de animadoras o con el quarterback del equipo de rugby. Para mi, lo más importante en este tipo de relaciones es que la otra parte quede satisfecha y te permita contárselo a todo el instituto.

Follamigos: La monogamia está bien, pero en el mundo de los clientes es muy complicado conseguirla. Según algunos estudios, solamente el 15% de los clientes te serán fieles, así que si quieres trabajar con ellos tendrás que asumir que no vas a ser el único, debes dejar a un lado los celos, no quedarte colgado de ellos y mirarlo por el lado bueno, y es que si ellos se acuestan con más gente, tu también puedes hacerlo. En mi opinión, ser follamigos no tiene nada malo siempre y cuando las dos partes lo tengan claro.

Relaciones múltiples: No es lo común, pero en ocasiones lo que parece una relación de follamigos acaba convirtiéndose en una orgía. A tu cliente le gusta lo que le das, pero también le gusta lo que le dan otros, así que es posible que en un momento dado te proponga un trío, un cuarteto o directamente una orgía con el resto de sus amantes. En estos casos lo más importante es la comunicación entre todas las partes para evitar malentendidos y tener muy claro lo que va a dar y recibir cada uno de los implicados. Desde mi experiencia, este tipo de relaciones puede salir muy mal, pero también es cierto que gracias a ellas se pueden alcanzar unos niveles de satisfacción que sería imposible conseguir únicamente con una relación de dos.

Relación estable: Sin duda, este es el tipo de relación que más me gusta. Son las más complicadas de conseguir y requieren un esfuerzo constante, pero cuando el amor es reciproco, una relación estable te da seguridad, confianza y un montón de satisfacciones. En mi opinión, no existe relación mejor, pero claro, también tiene sus peligros. Con el paso de los años, las relaciones se desgastan, se pierde la chispa y puede que el cliente te sea infiel con alguien más joven o con alguien que viste mejor que tu. Todavía recuerdo la primera vez que un cliente con el que tenía una relación estable me fue infiel, yo soy un amante muy entregado y tengo que reconocer que no lo vi venir, sabía que un vendehumos con traje madurito atractivo le estaba cortejando, pero nunca imaginé que sería capaz de ponerme los cuernos. Los celos me carcomieron durante días, pero al final entendí que a veces es bueno que un cliente te ponga los cuernos por tres grandes motivos:

  • Los amantes mediocres harán que tu cliente aprecie el verdadero valor de la relación que tenía contigo. Si lo hiciste bien mientras estabais juntos, volverán a ti, les perdonarás y continuarás con tu relación con más fuerza. ¡El sexo de reconciliación mola! 
  • Te pondrás las pilas. Si pensabas que el cliente era para siempre estabas muy equivocado, si quieres mantener a un cliente deberás esforzarte cada día como si fuese el primero. 
  • Comprenderás que la dependencia total no es buena (a no ser que lo que estés buscando sea un matrimonio). Tener relaciones estables con clientes es lo mejor, pero depender únicamente de uno de ellos es muy peligroso, por este motivo aunque tengas una gran relación estable, es conveniente conocer a más gente y tener más aventuras.  

A los que hayáis llegado hasta este punto del post, espero que os haya resultado interesante esta clasificación sobre relaciones con clientes. Algunas os parecerán correctas y otras quizá no tanto, al final es la ética de cada uno la que marca la diferencia entre lo correcto y lo incorrecto. En mi caso soy consciente de que no siempre he elegido el mejor camino, pero la verdad es que no me arrepiento de ninguna de las relaciones que he mantenido, ya que en mayor o menor medida, todas me han enseñado algo, me han ayudado a madurar y a hacerlo cada vez mejor.