martes, noviembre 18, 2014

Gamificando a mi perro

Seguro que vosotros también habéis escuchado la palabra "gamificación" miles de veces en los últimos años. De un tiempo a esta parte se han multiplicado como setas los medios "especializados" y los vendehumos gurús que no paran de predicar las bondades de aplicar la "gamificación" en todos los aspectos de nuestra vida cotidiana. Según dicen, la "gamificación", además de ser un palabro inventado (el término correcto sería ludificación), consiste en utilizar técnicas y dinámicas propias de los juegos en actividades no recreativas (trabajo, educación, salud, etc...).

Aunque algunos interesados intentan vendernos esto como algo nuevo y muy molón, en realidad la ludificación es algo que se utiliza desde hace mucho tiempo, o acaso ¿Vuestros profesores no os ponían un "gomet" cuando hacíais algo bien en clase?

En cualquier caso, la semana pasada ya solté bastantes perlas en este post, así que hoy voy a intentar no ponerme violento ni criticar a los señores que se autoproclaman gurús de la "gamificación" para posteriormente ganarse la vida escribiendo libros, dando conferencias y convenciendo a grandes empresarios de lo felices que serán sus empleados recibiendo medallas virtuales en vez de cobrar sus horas extra. 

En realidad este post era para hablaros de mi perro Willy y de cómo he gamificado sus paseos. La mayoría de los que os dedicáis al desarrollo de videojuegos coincidiréis conmigo en que lo de picar líneas de código o hacer dibujitos delante del ordenador es una profesión bastante sedentaria. Es cierto que últimamente el running se ha puesto de moda entre los emprendedores, pero como yo nunca me he identificado mucho con la palabra "emprendedor", tampoco he sentido esa necesidad imperiosa que tienen los emprendedores modernos de correr maratones.

Si bien es cierto que nunca sentí esa necesidad de hacer running, si tengo que decir que después de muchos años centrando todos mis esfuerzos en crear videojuegos sentado en una silla durante 10 horas al día, mi cuerpo empezaba a decir ¡basta!

Acaba de terminar el 2011 y uno de los buenos propósitos de año nuevo junto a mi pareja era el de adoptar un perrete de SPAP Villena. Así es como el 3 de enero de 2012 conocí a Willy, un simpático perrete de unos 3 años de edad que había sido abandonado en el albergue meses atrás y que inmediatamente se convirtió en mi nuevo compañero de aventuras.

Lo de bajar a la calle 3 veces al día para pasear al perro estaba bien para estirar las piernas, pero pronto tuve la necesidad de ir un poco más allá y fue cuando decidí aplicar algunas mecánicas y dinámicas de juego para hacer los paseos más divertidos. Dichas mecánicas y dinámicas son:

- Puntos: Los sistemas de puntos sirven para incentivar al usuario, en mi caso cambié los puntos por kilómetros y para acumularlos utilizo Runkeeper siempre que salgo a pasear. El objetivo anual que me marco es el de conseguir 2.000 puntos (2.000 kilómetros) y de momento lo he conseguido durante 2 años seguidos.
- Recolección: A los usuarios le gusta recolectar y coleccionar cosas para posteriormente presumir delante de otros usuarios. En mi caso colecciono lugares como vértices geodésicos (tengo 15 de los 11.000 que hay en España) o picos de montañas no muy altas como por ejemplo el de la Sierra de Aitana (1.558m.). Hace unos meses incluso recolecté un pequeño gato abandonado que encontré en uno de mis paseos por el campo.

- Comparativas y clasificaciones: Las comparativas y clasificaciones explotan el espíritu competitivo de los usuarios. En mi caso, las estadísticas que me proporciona Runkeeper son muy útiles para seguir la progresión hacia mi objetivo.
- Competición: La comparación de los resultados con los demás o con uno mismo es una fuente de motivación para muchos jugadores. Yo suelo competir conmigo mismo para mejorar mis tiempos subiendo a picos o realizando diferentes rutas. Sería el equivalente a jugar contra tu sombra en videojuegos.

- Recompensa: La recompensa es un incentivo para la realización de una tarea, si el jugador obtiene una recompensa se sentirá más atraído hacia el juego. En mi caso ya he obtenido recompensas como bajar mi presión arterial, reducir mi nivel de colesterol o conseguir unos glúteos firmes como rocas (bueno, quizá no tanto).

- Juego cooperativo: Los juegos son más divertidos en compañía. Dos o más jugadores no compiten; se esfuerzan por conseguir un mismo objetivo, un mismo fin. Aunque yo suelo realizar gran parte de mis rutas en solitario, en muchas ocasiones se unen a la causa otras personas y me ayudan a alcanzar lugares que no hubiera alcanzado en solitario.
Aunque como habréis podido deducir por mis palabras al inicio de este post no soy nada partidario de la "burbuja" de la gamificación que se está creando en los últimos años, es cierto que en ocasiones aplicar mecánicas de juego a tareas cotidianas puede ser algo muy motivador y beneficioso, y si no que le pregunten a Willy cómo ha cambiado su vida desde que salió del albergue.

1 comentario:

Ainara García Miguel dijo...

Me ha gustado mucho el post. Y sí, merece la pena que entre alguien en tu vida para motivar a hacer algo :) ¡Aupa Willy!

Yo como voy por libre, a ver si me motiva algo entrar en los pantalones que antes no pensaba ni entrar XD